Para ayudarte a saber como hablar en público aquí te presento el tercer artículo de la serie en la cuál presento consejos muy útiles para quienes necesitan exponer uno o varios discursos ante un auditorio.En este post me enfocare en las manos del orador y su correcta utilización en cada una de sus presentaciones.
Como utilizar las manos correctamente:
No solo la forma en la cuál hablamos delante de las personas que oyen nuestro discurso es importante para causar impacto, sino que además también la manera de movernos en el escenario es un factor relevante, ya que ello nos sirve de ayuda para lograr transmitir con mayor efectividad nuestro mensaje. Por lo tanto este aspecto ningún orador debe descuidarlo, si es que realmente quiere ser un comunicador altamente eficaz.
En este artículo quiero referirme específicamente al movimiento de nuestras manos ya que los mismos nos ayudan a enfatizar nuestras palabras, es por ello que estos movimientos deben formar parte de cada uno de nuestros discursos para que de ese modo nuestras palabras lleguen con mas fuerza al publico que tenemos delante nuestro y al cuál necesitamos dejarle nuestra idea o mensaje de manera clara.
Si durante todo el tiempo que dura nuestra exposición nuestras manos se mantienen sin ningún tipo de movimiento, la imagen que le transmitiremos de nosotros mismos al auditorio será el de una persona sin entusiasmo y sin convicción, y si nuestra idea es persuadir al público presente a través de nuestro mensaje, dificilmente lo logremos si los oyentes no perciben a que quien esta exponiendo el tema como a alguien que esta verdaderamente convencido de lo que dice a los demás.
Es importante aclarar que tampoco debemos estar constantemente moviendo nuestras manos, ya que esto sera visto como una actuación, es decir, el público notará que nuestros ademanes no son genuinos, sino que por el contrario, totalmente falsos y esto traerá como consecuencia que nuestra imagen ante ellos se la de un farsante. Por lo tanto lo aconsejable es desenvolvernos con movimientos naturales y espontáneos, sin fingir ni exagerar a la hora de dar nuestros discursos delante de un grupo numeroso de personas.